En 2010, en el contexto de resistencia a un proyecto minero, comunidades del pueblo Xinka, grupos ambientalistas y la diócesis local organizan un “laboratorio comunitario” para capacitar a jóvenes científic@s en técnicas de monitoreo de agua. El objetivo: determinar por qué las fuentes de agua de las comunidades aledañas a la mina se secaban o desaparecían. Casi de inmediato, la organización de los jóvenes ambientalistas se convierte en piedra angular de “la Resistencia”, movimiento político-social en contra de la minería extractiva y la corrupción y colusión gubernamental. Declarados muertos por tercera vez un su historia (comunicado de la empresa minera, 2012), el pueblo Xinka se levantaría de la mano de ciencia y espiritualidad para defender, una vez más, su territorio, su ancestral y misteriosa cosmovisión y el derecho a una identidad.